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mayo 12, 2015Hablaremos de cómo las empresas pueden hacer uso de la neurociencia sobre las emociones de nuestros clientes y el cómo aplicar esto a nuestras estrategias de marketing para influir en el cerebro de tus clientes. Es muy importante involucrar emocionalmente a los clientes para poder conseguir llamar la atención y entrar en su cerebro. Esto es neuromarketing.
Las emociones se conocen como una serie de reacciones psicofisiológicas que ayudan a que nos adaptemos al entorno y a condicionar nuestra reacción hacia determinados estímulos, lo podemos ver en cualquier situación de nuestras vidas como cuando conocimos a nuestro primer amor o cuando tuvimos que escribir una carta a nuestra madre para disculparnos por algo malo que hicimos, ¿Pero cómo tu empresa puede usar esta natural práctica para lograr la atracción de clientes?
Todos estamos familiarizados con el marketing experiencial, sólo con el hecho de hacer que el contacto del cliente con nosotros sea algo inolvidable, que involucre todos sus sentidos, que sea una experiencia digna de ser compartida con otras personas. Lo que se persigue es algo tan simple como difícil: generar emociones a partir de una situación sencilla, que pudiera parecer imposible.
Un ejemplo muy cotidiano: Tanto tú como tu amigo quieren adquirir un producto de Apple, digamos un iPhone. Mientras que él lo compra en una tienda externa, tú decides ir a la propia tienda de Apple. Tu experiencia de compra no se basa únicamente en coger un artículo de una estantería y pasar por la caja. Allí te dan la opción de realizar el unboxing y la configuración del producto en la propia tienda. Si aceptas, te sientan en una mesa y un amable empleado te trae la caja con tu dispositivo y se va diciendo “Disfruta de tu iPhone”. Esto es una experiencia. El acto de compra deja de ser netamente mecánico y pasa a ponerte a ti como consumidor en el centro de toda la acción, eres el protagonista y a todos nos encanta que nos mimen en algún momento, no?
Otro ejemplo muy conocido a nivel mundial y que ilustra completamente la idea que queremos dejar en este artículo, es el experimento que se llevó a cabo entre Coca-Cola vs. Pepsi, en el que los investigadores emplearon un sistema de cata a ciegas. Los resultaron fueron bastante interesantes:
- En la condición de cata a ciegas las personas no manifestaron una preferencia por ninguna de las dos marcas (las dos les parecían igual de buenas).
- Se halló correlación entre la elección de cualquiera de los dos refrescos y la activación de áreas relacionada con la toma de decisiones al degustarlo.
Pero ahora viene lo realmente interesante:
- Si la persona sabía que estaba bebiendo Coca-Cola, se activaban áreas relacionadas con la toma de decisiones basadas en la emoción . En el caso de Pepsi no aparecía esta activación.
- Una de las conclusiones del estudio fue que en un caso real, en el que los consumidores conocen la marca de la bebida que están tomando, las emociones asociadas a la marca resultarían ser un mejor predictor de la preferencia del cliente que el propio sabor de la bebida.
Cabe resaltar que la activación del córtex prefrontal dorsolateral está implicada en la toma de decisiones y la modificación de conducta basadas en la emoción y el afecto. Por otra parte, el hipocampo está implicado en el procesamiento de la información afectiva mediante su función de adquisición y evocación de memoria declarativa.
Podemos concluir entonces, que la estrategia usada por Coca-Cola de apostarle a las emociones de los consumidores y cuidar el estilo de sus comunicaciones, es efectiva, gracias, entre otras cosas, a las técnicas empleadas en neuromarketing.
[bctt tweet=»El Marketing Digital no es vender, es enamorar. #Marketing»]
En resumen, con el artículo de hoy pretendemos resaltar la importancia y trascendencia de las emociones para llegar al corazón (o mejor dicho al cerebro) de los consumidores. Analiza cómo lo hace Coca-Cola, siendo coherente en todas sus comunicaciones y cómo lo hace Apple, poniendo el foco sobre el consumidor para que sea el protagonista durante la compra.
Estos dos ejemplos muestran contundentemente que tu marca debe ser algo más que un nombre insinuante, un logo bonito o unos colores corporativos que llamen la atención. Tu marca debe influir y ser la huella imborrable que dejes en la memoria de tus clientes; el motivo por el que te escojan a ti antes que a la competencia.